viernes, 18 de noviembre de 2011

TO-32 Cueva del Tinaja.

Desarrollo 500 m.
Profundidad: 50 m.
Equipamiento: hay que llevar equipo de protección vertical, material de instalación y dos cuerdas de 20 m.
Situación: Situada en Tolox, en pleno corazón del Parque Natural de la Sierra de las Nieves, en el paraje denominado Arroyo de los Horcajos.
Descripción: La Cueva de la Tinaja se desarrolla en las dolomías triásicas que forman el tramo basal de la Unidad de las Nieves. Constituye la forma endokárstica más notable del Cerro del Tocón, en cuya vertiente sur se abren las dos bocas que permiten el acceso a su interior.
La posición geomorfológica actual de la cueva no presenta relación aparente con aparatos kársticos activos: no existen formaciones superficiales de absorción, ni circulación hídrica localizada en su interior; la presencia de numerosos rellenos detríticos y químicos, evidencian una génesis antigua. La cueva constituye un conducto colgado de la antigua red de drenaje subterráneo que abasteció los manantiales que originaron los depósitos de travertinos situados aguas más abajo, sobre 400 m.s.n.m., por encima del cauce actual del arroyo de los Horcajos.
La cavidad está formada por dos galerías longitudinales, , la Galería Principal y la Galería Descendente, con orientaciones NW-SE y NNW-SSE respectivamente. El proceso de formación de ambas galerías es independiente. Mientras que la karstificación de la primera se desarrolla a favor de una falla con dirección N120E y buzamiento 70ºS, que se observa a todo lo largo de la pared norte de esta; en la segunda galería, este proceso discurre a favor de los planos de estratificación (N150E, 30ºS) y varias fracturas más o menos perpendiculares a la falla (N10E, N20E, N40E, y N60E). Asimismo, el establecimiento de un fuerte gradiente hidráulico, con dirección SE, hacia el plano de fractura, debió ser un elemento determinante en el proceso de karstificación de esta últimagalería.
En la Sala del Espejo contactan ambas galerías, la Galería Descendente, formada en el bloque norte de la falla, y la Galería Principal, formada a lo largo de ésta. En ella se observa el espejo de falla originado a ambos lados del plano de fractura, en los bloques de roca.
El agua que se infiltra en la cavidad, se embalsa en pequeños charcos, el mayor de los cuales se encuentra en la Sala de la Columna; circula hacia la zona más baja situada en la Sala del Espejo, o se pierde por varios pequeños sumideros que se alinean paralelos a la pared sur de la Galería Principal. A lo largo de esta línea de desagüe se ha formado un suelo estalagmítico salpicado de agrupaciones de pequeños tours. La mayoría de las coladas parietales se sitúan en la pared norte de esta galería, coincidiendo con la falla.
Presenta importantes volúmenes de espeleotemas a lo largo de sus galerías. Destacan por su espectacularidad y belleza las numerosas columnas existentes en la Sala de la Tinaja.
La morfología de la cavidad es el resultado de una serie de episodios clásticos, fases de crecimiento de espeleotemas y etapas de no-depósito, corrosión y/o erosión, que se ha ido sucediendo desde que las aguas abandonaron definitivamente los conductos hacia niveles inferiores. Bloques de roca con bordes angulosos que yacen sobre pavimentos estalagmíticos, bloques concrecionados desprendidos del techo, atrapados por concreccionamientos posteriores, y sobre los que se han formado nuevas generaciones de espeleotemas; los numerosos depósitos químicos, así como los detríticos, ponen de manifiesto esa evolución temporal.
Las dos entradas actuales se han abierto como consecuencia de la erosión del relieve exterior, hasta contactar el plano topográfico con los conductos interiores. En el pequeño abrigo que hace de umbral a la entrada superior se encuentran restos de espeleotemas que evidencian la existencia de un antiguo cavernamiento, hoy día, en el exterior.
Arqueologia: En 1970 fueron hallados restos arqueológicos. Este material se entregó a los fondos del Museo de Málaga. Con todos los fragmentos se pudieron reconstruir tres vasos, sobrando algunos restos amorfos que por la textura pudieran pertenecer a las mismas piezas. Su antigüedad no está clara, pudiendo datar del Neolítico hasta los inicios del Bronce.

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